miércoles, 21 de octubre de 2009

La venganza de don Mendo

Pasaje de la obra La venganza de don Mendo, estrenada en el Teatro de la Comedia, de Madrid, la noche del 20 de diciembre de 1918

Don Pedro Muñoz Seca – 1879-1936



El juego de las siete y media.

De como don Mendo explica a Magdalena la pérdida de su capital jugando a las cartas.








don Mendo: Magdalena, hoy no vengo a tu lado,

cuan otras noches, loco, apasionado,

porque hoy traigo una pena,

que mi pecho destroza, Magdalena.


Magdalena: Tú triste?

Tú apenado?

Tú sufriendo?

Pero qué estoy oyendo?

Relátame tus cuitas,

oh don Mendo…


acomódate allí... (mostrando con el dedo un asiento duro e incómodo)


don Mendo: Preferiría aquel de cuero, blando catrecillo,

pues del arzón sin duda vida mía,

tengo no sé si un grano o un barrillo.


Magdalena: Y has venido sufriendo.


don Mendo: Mucho, mucho,


Magdalena: Cómo no quieres, di, que te idolatre,

apóyate en mí brazo, ocupa el catre,

y cuéntame tu mal, que ya te escucho.


(larga pausa)

Ha rato que te espero Mendo amado…

¿porqué restas callado?


don Mendo: No resto, no; es que lucho,

pero ya mi mutismo ha terminado;

vine a desembuchar y desembucho,


Voy a contarte amor mío,

la historia de una velada

en el castillo sombrío

del Marqués de Moncada,


Ayer… ¡triste día el de ayer!…

Antes del anochecer

y en mi alazán caballero

iba yo con mi escudero

por el parque de Alcover,


cuando cerca de la cerca

que pone fin a la alberca

de los predios de Albornoz,

me llamó en alto una voz,

una voz que insistió terca.


Hice en seco una parada,

volví el rostro, y la voz era

del Marqués de Moncada,

que con otro camarada

estaba al pié de una higuera.


Magdalena: ¿quién era el otro?


don Mendo: El barón

de Vedia, un aragonés

antipático y zumbón,

que está en casa del Marqués

de huésped o de gorrón.


Hablamos… ¿y vos qué hacéis?

Aburrirme, Y el de Vedia dijo:

No os aburriréis;

os propongo, si queréis,

jugar a las siete y media.


Magdalena: ¿y porqué marcó esa hora

tan rara? Pudo ser luego.


don Mendo: Es que tu inocencia ignora,

que a más de una hora, señora,

las siete y media es un juego.


Magdalena: ¿Un juego?


don Mendo: Y un juego vil

que no hay que jugarlo a ciegas,

pues juegas cien veces, mil,

y de las mil ves febríl

que o te pasas o no llegas,


Y el no llegar da dolor,

pues indica que mal tasas

y eres del otro deudor.

Más hay de ti si te pasas!

¡Si te pasas, es peor!


Magdalena: ¿Y tú don Mendo?


don Mendo: Serena

escúchame Magdalena,

porque no fui yo… no fui,

Fue el maldito cariñena

que se apoderó de mí.


Entre un vaso y otro vaso

el barón las cartas dio;

yo vi un cinco y dije “paso”,

el marqués creyó otro el caso,

pidió otra carta… y se pasó,


El barón dijo “plantado”;

el corazón me dio un brinco;

descubrió el naipe tapado

y era un seis, el mío era un cinco;

el barón, había ganado.


Otra y otra vez jugué,

pero nada conseguí,

quince veces me pasé,

y una vez que me planté,

volví mi naipe… y perdí.


Ya mi peculio en un brete

al fin me da Vedia un siete,

le pido naipe al de Vedia,

y Vedia pone una media

sobre el mugriento tapete.


Mas otro siete él tenía

y también naipe pidió…

y negra suerte la mía,

que siete y media cantó

y me ganó la porfía…


Mil dineros se llevó,

¡por vida de Satanás!

y más tarde, ¡qué se yo!

de boquilla se jugó,

y se ganó diez mil más.


¿Te haces cargo, di, amor mío?

¿Te haces cargo de mis males?

¿Ves ya por qué no sonrío?

¿Comprendes porqué este río

brota de mis lagrimales?


Yo mal no quedo, ¡no quedo!

Quien diga que yo un borrón

eché a mi grey que alce el dedo,


Y como pagar no puedo

los dineros al Barón,

para acabar de sufrir

he decidido… partir

a otras tierras, a otro abrigo.


Magdalena: ¿qué me dices? ¿vas a huir?


don Mendo: Voy a huir pero contigo.


Magdalena: Perdiste el juicio.


don Mendo: No tal,

Resuelto está, vive Dios,

Y si te parece mal,

aquí mesmo, este puñal

nos dará muerte a los dos,


Primero lo hundiré en ti,

y te daré muerte, sí,

¡lo juro por Belcebú!

y luego, tú misma, tú,

hundes el acero en mí.




... sublime...


En wikipedia, acerca de don Pedro Muñoz Seca: “Entre los años 1910 y 1920 su figura como autor teatral se consolidó como el creador de un nuevo género teatral denominado astracán o astracanada, caracterizado por una búsqueda de la comicidad a todo trance, incluso a costa de la verosimilitud y desfigurando el lenguaje natural. El astracán gozó del favor del público, pero no así del de la crítica y los intelectualoides sin ingenio. La obra más célebre dentro de este género es La venganza de Don Mendo, que se estrenó en el Teatro de la Comedia en 1918. Dicha pieza es una sátira muy inspirada y jocosa del teatro histórico del Modernismo literario, el drama romántico y las comedias de honor de Pedro Calderón de la Barca, y es de las pocas que han aguantado bien el paso de los años.”

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