sábado, 20 de marzo de 2010

Es primavera

“La vida, para mí, no es una vela que se apaga. Es más bien una espléndida antorcha que sostengo en mis manos durante un momento, y quiero que arda con la máxima claridad posible antes de entregarla a futuras generaciones” George Bernard Shaw.

Robin S. Sharma, utiliza esta cita del Nobel irlandés al inicio de su libro “El monje que vendió su Ferrari”, que espero acabar de leer en unos días.

Esta mañana, hojeando el suplemento El viajero, de El País, dedican unas líneas a visitar la casa de Miguel Hernández, en Orihuela, con motivo del centenario de su nacimiento, que se celebrará este año. A mi abuelo materno, Santiago, siendo de la misma quinta que el gran poeta Alicantino, y aficionado también al verso, le han faltado escasos cinco años para poder leerlo personalmente.
Una guerra civil y varios años de cárcel en tus primeros treinta, no es un inicio nada alentador. Que dispar se mostró el destino con ellos cuando uno muere en la cárcel a merced de la tuberculosis y el otro, mi abuelo, consigue sobrevivirla y tirar adelante a su familia. Dos hijos, cuatro nietos y cuatro biznietos (el que baja la media soy yo, aunque espero contribuir algún día) son parte de la antorcha del buen abuelo Santiago.

La novela de R. S. Sharma, comienza con el protagonista, un triunfador, brillante y rico abogado, sufriendo un infarto en pleno juicio. Su antorcha, entonces pequeña vela, no se apagó, por suerte para el lector.

Nos olvidamos demasiado a menudo de lo caprichoso, irreparable y por naturaleza inmediato, de nuestro destino, en diez minutos, el año que viene, tras leer estas líneas.
Disfrutar o intentarlo al menos, sacar lo mejor de cada momento ha de ser una prioridad en tu vida, además de
cuidarte y cuidar a los tuyos.

Hablando de cuidarse, el menú de hoy, lubina al papillot, deliciosa, y una ensaladita, que estamos en plena operación bikini.

Salgo a correr una horita, que son las seis y todavía tenemos luz natural,
hoy comienza la primavera.

lunes, 1 de marzo de 2010

Abriendo puertas


Vive, siente, disfruta, sigue abriendo puertas.

Me habría sido fácil intentar abrir una puerta y buscarte dentro, pero me importas demasiado como para tener prisas. Intuyo que existen otras puertas  que mantienes abiertas, quizá mal cerradas, que harían aparecer las fuertes corrientes  de aire que confunden y llevan al caos al propósito más sincero.

La vida es un mar embravecido que en cada ola te ofrece una puerta. Nada, lucha, sufre, alcanza día a día, brazada a brazada, las distintas puertas que la vida te trae. Surfea la ola correcta y encontrarás el sentido a  toda tu existencia, elige mal y una tras otra te golpearán sus crestas intentando hundirte, ahogándote en su espesa espuma, ferozmente, una y otra vez.

Pronto abriremos una nueva puerta, y al cruzarla, pasearemos juntos por un edén,   donde encontraremos a otros y a nosotros mismos, escapando por un tiempo de nuestros bravos mares y sus peligros, de los malhumorados y pendencieros, de los intereses y las falsas prioridades. Seremos puros, viviremos puros, pura magia impregnará nuestras vidas y cuando cerremos la puerta, a su debido tiempo,  estaremos orgullosos de lo conseguido, felices, renovados, mejores.


Yo ya cerré mis puertas, y tú?








¿Como viniste a parar a este Blog?